Comercio y la era digital
Es indudable que el mundo cada vez está más conectado. Esto sucede gracias al constante progreso de los medios de comunicación. En los más recientes años el uso de aplicaciones ha modificado la manera de prestar servicios y de consumir productos.
Según INEGI, durante los primeros meses del presente año las ventas por Internet han incrementado sus ganancias en 28.8% con respecto al anterior. La situación es claramente favorable para las ventas en línea, aunque tal vez a un ritmo más lento que el esperado.
Por otra parte, las ventas en el sector ferretero aumentaron un 5% en el primer bimestre del año, también con respecto a cifras del INEGI. Parece ser que las tiendas minoristas se mantienen, pese a la gran evolución, aunque su crecimiento no se compara con el de las ventas en línea. Por ello, existe un riesgo en cuanto a las ventas del sector, puesto que, aun con su crecimiento, requieren de innovación para seguir el paso del progreso.
Para el futuro próximo, los comercios minoristas tendrán que buscar cumplir esos requisitos.
El rezago parece inevitable si las pequeñas y medianas empresas no logran adaptarse a los cambios tecnológicos. La comodidad de los clientes puede ir aumentando su estándar, por lo que en los próximos cinco o seis años ese margen de ventas puede disminuir, no sólo en el sector ferretero, sino en todos aquellos núcleos en donde las ventas no cumplan con las exigencias de comodidad del cliente.
Por todo ello, la salida parece ser incorporarse al sistema de ventas en línea. Esto no implica grandes modificaciones ni inversiones exageradas. De hecho, hoy en día la practicidad para diseñar y gestionar sitios web, o incluso aplicaciones, es cada vez más general. Asimismo, las preferencias de las nuevas generaciones han cambiado, puesto que las claves para las compras en línea ya no se centran en la marca o en la proveniencia, sino en la calidad, los bajos precios y la compra cómoda, que involucra seguridad y ahorro de tiempo.